Publicado el 20 de diciembre de 2011 por Nuria Guerrero Bueno, 12 años Facebook, Grupo “Los mejores cuentos cortos”
En la plaza del Azoguejo de Segovia, en tiempos muy remotos, se alzaba la mansión de un poderoso guerrero. No existía aún el acueducto, y el agua debía acarrearse desde una fuente; para ir hasta ella había que descender por la plaza y volver a subirla otra vez.
Una moza muy apuesta fue empleada para realizar viajes llevando cántaros de la fuente a la mansión. Un día, después de muchos viajes, la muchacha se disponía a marcharse con sus amigas al baile, durante las fiestas de la población, cuando recibió la orden de seguir llevando agua.
Desesperada, volvió con el cántaro a cuestas a subir y bajar hasta que, sentándose a descansar, dijo con ira:
-¡Daría el alma al Diablo si me trajese el agua hasta el Azoguejo!
Antes de incorporarse para seguir oyó la voz de un caballero deforme que le decía:
-El Diablo soy, y puedo traerte el agua, si tú a cambio me das tu alma.
-Acepto-decidió la muchacha. Pero ha de ser pronto. Mira: aún hay en el horizonte el rastro del sol que se ha puesto. Antes de que vuelva a salir, ha de estar cumplida tu obra. Si no es así, mi alma quedará libre de tu poder.
-Acepto a mi vez-dijo el Diablo. Y en seguida desapareció.
Ya era de noche cuando estalló una terrible tormenta. En el aire se alzaban legiones de demonios que venían a cumplir el pacto. Unos golpeaban, otros cavaban y los más hábiles subían la piedra a toda prisa.
Y así pasaba el tiempo y se elevaba en la plaza el maravilloso acueducto. Más el día apuntaba ya cuando el propio Satanás quiso acabar por su mano la magnifica obra. Un gallo cantó en el momento en que iba a colocar la última piedra...Y el Diablo, al verse vencido después de tantos esfuerzos, se hundió en la tierra con sus obreros diabólicos.
Pronto se extendió la noticia por la ciudad, y todos los segovianos acudieron a contemplar la maravilla.
Y desde entonces llaman al acueducto << el puente del Diablo>>
Una moza muy apuesta fue empleada para realizar viajes llevando cántaros de la fuente a la mansión. Un día, después de muchos viajes, la muchacha se disponía a marcharse con sus amigas al baile, durante las fiestas de la población, cuando recibió la orden de seguir llevando agua.
Desesperada, volvió con el cántaro a cuestas a subir y bajar hasta que, sentándose a descansar, dijo con ira:
-¡Daría el alma al Diablo si me trajese el agua hasta el Azoguejo!
Antes de incorporarse para seguir oyó la voz de un caballero deforme que le decía:
-El Diablo soy, y puedo traerte el agua, si tú a cambio me das tu alma.
-Acepto-decidió la muchacha. Pero ha de ser pronto. Mira: aún hay en el horizonte el rastro del sol que se ha puesto. Antes de que vuelva a salir, ha de estar cumplida tu obra. Si no es así, mi alma quedará libre de tu poder.
-Acepto a mi vez-dijo el Diablo. Y en seguida desapareció.
Ya era de noche cuando estalló una terrible tormenta. En el aire se alzaban legiones de demonios que venían a cumplir el pacto. Unos golpeaban, otros cavaban y los más hábiles subían la piedra a toda prisa.
Y así pasaba el tiempo y se elevaba en la plaza el maravilloso acueducto. Más el día apuntaba ya cuando el propio Satanás quiso acabar por su mano la magnifica obra. Un gallo cantó en el momento en que iba a colocar la última piedra...Y el Diablo, al verse vencido después de tantos esfuerzos, se hundió en la tierra con sus obreros diabólicos.
Pronto se extendió la noticia por la ciudad, y todos los segovianos acudieron a contemplar la maravilla.
Y desde entonces llaman al acueducto << el puente del Diablo>>
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