El sol y la lluvia

EL SOL Y LA LLUVIA.
J.C. Bermejo en “Regálame más cuentos con salud”. Edit. “Sal Terrae”

Dicen los ancianos del lugar que la primera vez que la lluvia vio al sol, sus gotas se quedaron paralizadas. El impacto de la belleza de la luz las convirtió en duro granizo que fue a caer sobre las calles y los campos.
La siguiente vez que la lluvia asomó sus gotas, volvió a mirar al sol. Se acordaba de la vez anterior y no quería endurecerse, así que miró sólo por el rabillo del ojo. Tanto giró y estiró su vista que las gotas se convirtieron en una densa niebla que descendió con agilidad sobre las montañas.
Aprendiendo con rapidez, la lluvia tomó una determinación: cuando volviera a salir, cuando volviera a ver el sol, lo miraría de frente, pero iría dando saltos y círculos, y así, no se endurecería ni se convertiría en niebla.
Así lo hizo: saltó y giró con tal fuerza y brío que las ramas de los árboles empezaron a moverse, y hasta la hierba de los pastos se mecía a su ritmo. Sin embargo, el viento, celoso de su competencia, se enfureció, y la lluvia se transformó en una estrepitosa tormenta.
La lluvia empezó a sentir angustia. Quería ver a su amado sol. Le bastaba el recuerdo de la primera vez que lo vio para saber que lo amaba; pero por más que pensó y pensó, no se le ocurría ninguna idea para poder salir y mirar al sol sin endurecerse, sin convertirse en niebla y sin suscitar la ira del viento.
Así que, triste y abatida, empezó a llorar, desconsolada por su pena. Las gotas empezaron a caer fuertes, constantes, como una música y su ritmo. Fue entonces cuando el Sol, conmovido ante el llanto de la lluvia, se acercó a ella para abrazarla.
Y así es como de ese abrazo surgió un bello arco iris que iluminó su amor. Y por eso, - me dijeron los ancianos del lugar, cuando vemos un arco iris, nos emocionamos, un calor nos recorre el cuerpo, y las lágrimas quieren salir de nuestros ojos. No sabemos por qué, pero a mí me contaron que es porque vemos el amor del sol y la lluvia.

Cuento matemático


Este cuento hace tiempo que lo encontré por Internet. Siento no haber copiado la URL entonces. Si alguién la sabe puede comunicármela y la expondré en su lugar. Es intersante porque abre nuevas posibilidades antes los dos grandes de la escuela: los problemas matemáticos y el fomento a la lectura, con su correspondiente comprensión.

Para imprimir, picar en el enlace azul (cuento matemático)o en (María Jesús Naranjo)que te lleva a Slideshare y picar en Download.

La arqueología, una manera de estudiar nuestra cultura.

Restos del castillo de Lora del Río
De vez en cuando me gusta mirar hacia atrás y releer aquellos textos que creé para esos trabajillos que de vez en cuando nos proponemos, y que en realidad, no es otra cosa que querer seguir estando presente en tu propio devenir por la vida. Esos trabajillos que te hacen decir, sigo viva y con ilusión por aprender. Bueno, pues uno de ellos fue hace unos años cuando me pareció oportuno darle un refrescón a mis intereses de antaño con respecto a la arqueología y me apunté a un curso on-line titulado “Las culturas Españolas a través de la Arqueología” organizado por la antigua CNICE. Se nos proponía que explicáramos el trabajo del arqueólogo y el texto que os dejo a continuación fue mi aportación a esa cuestión.
Metodológicamente es una buena estrategia para que el alumnado exprese lo que sabe y siente y desde luego totalmente creativa.

“Nuestra cultura es herencia de nuestros antepasados en el tiempo.
Procuremos tener todo el respeto posible a cuantos nos legaron”


- Comenzamos en estos momentos. Desde este mismo punto, como los egipcios escogían el lugar para edificar la tumba del faraón, con una plomada, vamos a delimitar la primera cuadrícula.

      Mientras los colaboradores medían, iba repasando el esfuerzo de meses atrás. La casualidad le había llevado a aquel museo, donde entre sus vitrinas encontró el busto policromado y restos de unas tablillas con inscripciones pictográficas. Las notas que el museo tenía no aclaraban mucho, sólo el lugar donde se habían descubierto y entre interrogaciones, su posible datación.

      La charla con las autoridades locales, bien avenidos, permitió que se agilizasen los documentos oficiales para el permiso autorizado, el permiso de excavación.

      Mientras llegaba el permiso, la búsqueda de documentación bibliográfica, las anotaciones, las visitas al Instituto GeográficoNoches y días recopilando, comparando, analizandoTodo tenía que estar preparado. El dossier, junto al presupuesto económico, los colaboradores y la temporalización eran requisitos imprescindibles para dar el primer piquetazo.

      Lo primero que había incluido entre sus enseres, el librito blanco, que con tanto amor le había regalado su madre años atrás. Su primer diario, el cuaderno de Bitácoras, le decía su padre, viajero incansable y conocedor de la naturaleza humana: “gracias a que el hombre es un animal de costumbres, hoy podemos reconocer a las culturas tras los restos que nos han legado”.

      Yahí estaba. (La prospección de hacía muchos años, había dado como resultado aquellos restos que el museo exhibía como tesoros entre interrogaciones).

      Y ahora, las nuevas tecnologías, que con tanto interés fue aprendiendo para este día, le iban a ser sumamente útiles. La cámara digital, el ordenador y sus programas de planimetrías, las enciclopedias metálicas en esos CDs, las comunicaciones por foros

      El sueño de todo estudiante de arqueología en la Universidad, ya era una realidad. Allí y ahora él era el experto, el director de la excavación. Quedaban atrás años de colaboración, de aprendizajes, años de experiencia, en los cuales había recorrido, en esos veranos fatigosos, diversas excavaciones, colaborando en distintas tareas: 
·  en la primera sólo le permitieron ser el dueño del pincel. Extraer la tierra y arena de los restos, limpiándolos suavemente para no arañarlos ni deteriorarlos.
·  En otras posteriores, fue el dueño de la cámara fotográfica. Aquella experiencia fue muy positiva, sí. Trabajar no sólo con papel y diapositivas, sino con CDs digitales Sí, aquél fotógrafo le había enseñado un buen uso de las nuevas cámaras (sonríe al recordar su única experiencia en el helicóptero para realizar fotografías aéreas). Su presupuesto no se lo iba a permitir en esta excavación. Ya vendrían otras.
·   Y en aquella en la que su misión fue etiquetar y registrar
·    o aquella otra que fue reconstruir los objetos

     Sí, mirando ahora el pasado, quizás no fueron veranos tan fatigosos. Un buen aprendizaje nos aporta para el futuro ser un buen profesional. Agradecía a sus profesores su interés en él, sobre todo a Don.., profesor de 3º que tanto le insistió en la importancia para un arqueólogo de saber y experimentar todas las fases por las que ha de pasar un objeto, desde que se descubre hasta que se expone en la vitrina de un museo. O a Don., profesor entusiasta del Medioambiente, que en 2º les mortificó durante todo el curso con la importancia de la colaboración con los arquezoologos. (Sí, entre sus colaboradores escogidos, estaba un alumno de 5º experimentado. Le sería de utilidad).

      Pero todo aquello era el pasado y el presente se erguía ante sus pies. La primera cuadrícula estaba delimitada y todos esperaban sus órdenes para continuar. Aún quedaba mucho por hacer hasta llegar al laboratorio. En el trabajo de campo tocaba sudar, en el del laboratorio, paciencia y minuciosidad.

      El laboratorio. Aquellas prácticas en 5º, con los materiales ya siglados. Dibujar, seleccionar, recomponer toda la documentación audiovisual, analizar y lo último, quizás, lo más importante, la difusión. El trabajo que les propuso Don., le llevó mucho tiempo y le dio muchos quebraderos de cabeza, pero mereció la pena. Sí, había quedado un texto muy interesante. Sus conclusiones sobre el “vaso” de la época romana había sido seleccionado para la revista de la Facultad y el profesor le había felicitado delante de los compañeros. (No estaba mal para un alumno de 2º).

-         Director, ¿por dónde continuamos?

Cumplimos cincuenta y cumplimos con nuestros compromisos

marcapágina creado para este evento
Este artículo, publicado en la revista de feria de Lora del Río en mayo de 2011, quiere ser un homenaje a todos y todas las que cumplimos cincuenta porque nacimos en el año 1961.

Los años vividos en los centros de enseñanza son años de vivencias con la cultura, en la escuela, en el instituto y en la universidad. Cultura que hemos tenido que ir recomponiendo y aprendiendo en nuestro devenir por la historia, ya que los avances científicos, las investigaciones históricas, los nuevos recursos de comunicación… han ido evolucionando y nosotros y nosotras con ellos. Nuestros maestros y maestras se dedicaron a enseñarnos a vivir, a vivir con y por los demás. No tenían tantos recursos como existe en la actualidad, es verdad, pero al igual que el hambre agudiza el ingenio, la falta de esos recursos también agudizó su creatividad. Todavía recuerdo con la facilidad que aprendimos los de mi generación todo lo relacionado con el cuerpo geométrico de la esfera. Mi maestro, D. Antonio Bermúdez, nos lo enseñó con una naranja, un plato, un cuchillo y una servilleta. Y he de decir, que cuando lo he tenido que explicar en mis clases, he imitado a mi maestro. Nos enseñó, en realidad, a saber buscar los recursos para sacar adelante nuestras metas. O la famosa sintaxis, que no la aprendí bien hasta pasados los veinte años de edad, después de haber realizado miles de análisis arbóreos. El maestro D. Adolfo Romero Gordo, tuvo a bien, siendo yo ya maestra, enseñarme un método propio que facilitaba el aprendizaje y lo mejor de todo era que las oraciones para analizar eran extraídas del libro Don Quijote de la Mancha. Nos enseñó a que en nuestra vida debíamos seguir perfeccionándonos siempre. O la limpieza en las libretas, con Doña Cecilia Blanco; o la esquematización de una obra literaria con Doña Teresa López… Nos enseñaron a ser organizados y extraer lo fundamental y obviar lo superfluo. Cada uno de ellos aportó a nuestra generación una serie de saberes que conformaron nuestro aprendizaje para ser competentes en la sociedad que nos ha tocado vivir. No es nostalgia. Antes, el alumnado obtenía mucha información aisladamente y conforme íbamos madurando, se supone que esa información encajaba dentro del conjunto y conformaba el aprendizaje competente. El resultado de esos aprendizajes salía a la luz cuando la vida te colocaba en una situación para tal fin. Hoy se pretende colocar al alumnado en situaciones más o menos reales, y para darle una respuesta ha de extraer de sí todos los conocimientos deseables que sabe. La respuesta a esa situación es el aprendizaje.

Reitero la afirmación anterior, nuestros maestros y maestras se dedicaron a enseñarnos a vivir, a vivir con y por los demás; y nuestros padres y madres reafirmaron la educación para saber vivir en sociedad. Ese es el gran aprendizaje de nuestra generación. En nuestras vidas, hemos tenido distintas experiencias. Hoy somos docentes, enfermeras, médicos, comerciantes, amas de casa, abogados… estamos casados, separados, solteros, vivimos en pareja… somos padres y madres (algunos hasta abuelos y abuelas)… y en nuestra existencia siempre está presente esa enseñanza y ese aprendizaje de nuestra infancia y juventud. Y no sólo está presente, intentamos difundirla entre los que conviven con nosotros y nosotras. Y diría más, con nuestro saber estar diario damos ejemplo de ello, en el trabajo, en la familia, en la convivencia con los amigos…

En este retrato hay que resaltar la importancia que nuestros mayores le daban a los valores que caracterizan a un buen ciudadano, valores que vimos en ellos. Valores como el compartir y como la alegría de ser felices con lo que teníamos. Valores como el respeto a las personas, animales y cosas, que cultivaban con esmero. Ya decía Gregorio Marañón que  “El adulto debe guardar, ante el niño, por pequeño que sea, el mismo respeto que ante su Dios”. Cuidaron su vocabulario, sus modales y gestos ante nosotros y, a veces, no nos dejaban pasar ni una.  Cuidaron nuestros horarios, comidas, sueños, juegos, nos dedicaron su tiempo, a veces nos escuchaban y otras les escuchábamos, nos llamaron la atención y nos castigaron cuando nuestro hacer no era correcto… En fin se preocuparon de nosotros y nosotras con la cultura y la educación que ellos habían adquirido. Nos transmitieron costumbres morales, de saber estar, de saber responder, de saber recibir… Y… no somos una calcomanía de ellos, claro que no. Tenemos nuestra personalidad, creamos nuestra propia escala de valores y con ella vivimos, pero esta escala tiene muy buenos cimientos, fuertes, arraigados y a prueba de huracanes. Sabemos adaptarnos a distintas situaciones, la vida nos ha puesto a prueba en varias ocasiones, sabemos responder en nuestro trabajo y sabemos estar al lado del que nos necesita… No pretendo decir que somos intachables, pero sí que fuimos una de las últimas generaciones que pudo recibir ese concepto de ser un ciudadano para y por los demás ciudadanos. Tenemos nuestra forma de ser, actuamos consecuentemente con ella y nos reafirmamos en nuestras ideas.

Sí, una generación que ve como la madurez entra en sus vidas. Una generación que ya ve con nostalgia aquellos años de infancia. Una generación que recuerda con muchísimo cariño a los que ya no están entre nosotros, Juan Francisco Isidro Noriega, Setefilla Baeza López, Jesús Oliveros, Mercedes Carrión. Una generación que ha tenido a bien organizar un reencuentro, un día de convivencia, el día 5 de febrero de 2011 para cumplir los cincuenta juntos, para que la amistad nunca se pierda, “Amigos para siempre…” como dice la canción, para evocar años de risas y llantos, años de esfuerzo y diversión, años de emparejamientos, años de… nuestra vida.

Así que para finalizar queremos hacer constar que la generación que cumplimos cincuenta años en 2011 nos sentimos orgullosa de nuestra respuesta a la sociedad. Fuimos la adolescencia y juventud de la transición política en España, nuestros mayores se aferraron a la fuerza que de ella emanaba y nos alentaron para que el futuro de la Democracia, que estaba en nuestras manos, fuera una realidad. Creo que no les hemos fallado. Hoy en 2011, cuando estamos llegando a la madurez, analizando la trayectoria de aquel alumnado de la primera promoción de la EGB, del BUP, de FP… concluimos que aprovechamos los recursos que nos ofertaron, respondimos con responsabilidad a las expectativas que se abrían ante nosotros y agradecemos, con todo el respeto que merecen, el gran sacrificio que hicieron nuestros padres. Cumplimos cincuenta y cumplimos con nuestros compromisos. Algunos han dado en llamar a esta generación “la revolución de los nietos”. Y quizás tenga parte de razón. Nuestros abuelos y abuelas, inmersos en la guerra civil y en la dictadura, estaban callados, unos por estar bajo tierra y otros por temor; nuestros padres y madres, la generación del miedo, inmersos en la dictadura, callados, callados, callados…; nosotros y nosotras, en la incipiente democracia, hemos comenzado a desvelar nuestra verdadera historia. No tenemos miedo de hablar, preguntamos, investigamos, adentrados en la memoria histórica, y estamos sacando a la luz, la verdad y el conocimiento de nuestras propias raíces. Esta es, ciertamente, nuestra aportación a la historia: defender la verdad con hechos, reconociendo los errores sin represaliar a nada ni a nadie, mirando al futuro con dignidad y siendo conscientes que no somos responsables de las acciones de nuestros muertos, pero que tenemos que dignificar su existencia. Y nuestra aportación a la sociedad: haber sido la generación que ha asentado la democracia en España y que ha confirmado la Autonomía de Andalucía.

Gracias a todos y todas por vuestras aportaciones a la convivencia con aquellos valores que aprendimos de nuestros mayores, con ese respeto y esa tolerancia que nos caracteriza, con esa entrega por y para los demás, haciendo con ello honor a nuestros docentes y a nuestros congéneres. ¡Qué siga así otros cincuenta más! Y… claro, que lo veamos y si no siempre estaremos orgullosos y orgullosas que nuestra descendencia lo vea.

MARÍA JESÚS NARANJO INFANTE. 2011, AÑO DE NUESTRO CINCUENTENARIO.

Una visita muy peculiar a Córdoba

Problemas matemáticos con planteamientos muy curiosos


Recopilación de problemas de la obra de Ll. Segarra "Increible, pero cierto". Son curiosidades para aprender, divertirse, leer y realizar operaciones matemáticas

Casa de Blas Infante

Fotografías del exterior de la Casa de la Alegría de Blas Infante en Coria del Río.

Cómo divertirse y aprender curiosidades con los problemas

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