PETER PAN, EL NIÑO QUE NO QUERÍA CRECER.

Cuento adaptado para alumnos de primer curso de educación primaria. Se ha tenido presente la posibilidad de una escenificación del mismo. También que la referencia que los niños tienen de este cuento es la versión que hizo la productora Disney.
Nuestro cuento comienza en el País de Nunca Jamás, país que sólo existe en la imaginación de los niños y al que se puede visitar si vas acompañado de Peter Pan.
Peter Pan era un niño muy alegre y valiente. Tenía un don mágico: podía volar y volaba alto, alto, alto y luego volaba bajo, bajo, bajo; entre las nubes y las estrellas; por los árboles y el arco iris...
Tenía una amiga, que era hada, muy pequeñita; de sus alas, al moverlas salía un polvo brillante, produciendo un tintineo. Así se comunicaba con Peter.
Los dos, en el País de Nunca Jamás eran felices. Allí corrían por sus bosques, donde vivían sus amigos los indios; nadaban en la playa, donde estaba encallado el barco pirata, junto a la Roca de la Calavera; y trepaban en el Árbol del Ahorcado.
Vivían en una cueva secreta, que estaba debajo del Árbol del Ahorcado. Con ellos, estaban los Niños Perdidos, que aunque no tenían padres, Peter Pan y Campanita les daban la comodidad y seguridad que necesitaban.
Estos niños perdidos eran muy traviesos y se metían en muchos problemas.
Un día fueron deslizándose por el bosque hacia el campamento de los indios. Se escondieron detrás de los árboles y... con tan mala fortuna que fueron descubiertos por los pieles rojas. Los atraparon y los niños gritaban:
- Auxilio, Peter Pan.
- Auxilio, Campanita
- Ayudadnos...
Pero Peter Pan y Campanita estaban volando muy alto, saltando en el arco iris de color en color y no los escuchaban.
Cuando volvieron a la cueva, vieron que los niños no estaban. Salieron en su busca y qué fue lo que encontraron: una barca que se dirigía al barco pirata y en ella iban, el Capitán Garfio, enemigo de Peter, su ayudante Smith y ... Tigrilla, la hija del Jefe indio, atada de pies y manos. La habían capturado.
Y... ¿sabéis para qué?. El capitán Garfio quería saber cuál era el escondite secreto de Peter y cómo entrar en él.
¿Qué podían hacer?.
El capitán Garfio era más alta que Peter Pan y más fuerte. Nunca se desprendía de su espada, que manejaba muy bien. La llevaba en su cintura, atada a la casaca roja. Era muy presumido y le gustaba ir siempre bien vestido, con su sombrero con plumas, calzas y zapatos de tacón con hebillas.
Su ayudante Smith era bajito y regordete. No veía muy bien, por eso llevaba gafas, y como le gustaba dormir mucho, nunca se quitaba su gorro de dormir. Soñaba con ser un valiente marinero.
A Campanita se le ocurrió una idea:
- Peter, podemos hacer que venga el cocodrilo. Como al capitán le da miedo, eso puede distraerle.
- Vale, - dijo Peter. Mueve tus alas para que te escuche. Revolotea por el mar hasta que te lo encuentres.
Campanita comenzó a volar y a volar y de pronto se escuchó:
- tic, tac, tic, tac...
¿Sabéis que era?. .. Sí... el cocodrilo, que se tragó el reloj del capitán y que cada vez que salía a la superficie tocaba.
Peter Pan hizo que el cocodrilo se dirigiera a la barca donde estaba el capitán y éste cuando escuchó el tic, tac, tic, tac y vió al cocodrilo, saltó corriendo a la playa, y trepó a la roca diciendo:
- Ese cocodrilo me sigue a todas partes. ¡ Quiere comerme!.
Peter Pan y Campanita volaron muy bajo, hacia donde estaban Smith y
Tigrilla. De un salto, Peter taponó la cara de Smith con su gorro de dormir y Campanita desató a Tigrilla.
Luego, Peter se fue a buscar al Capitán Garfio, a la Roca de la Calavera, que era donde se había refugiado huyendo del cocodrilo. Se abalanzó sobre él, arrojándolo al agua de nuevo.
El capitán Garfio gritaba:
- Socorro, el cocodrilo me quiere comer. Socorro...
Nadó muy rápido, muy rápido, hasta llegar a su barco, donde se pudo subir por las cuerdas con la ayuda de sus marineros.
Peter Pan y Campanita llevaron a Tigrilla al campamento indio. Y cuando llegaron vieron que los Niños Perdidos estaban allí, atados a un gran árbol en el centro del campamento. Todos gritaron de alegría:
- Peter, Peter, Campanita. ¡bieenn!.
El jefe indio, Padre de Tigrilla, adornado con su impresionante
penacho de Plumas, salió de su tienda y se acercó a Peter:
- Salvaste a mi hija Tigrilla, dijo. Y como muestra de gratitud soltaremos a tus amigos y daremos una gran fiesta.
La fiesta fue muy bonita, bailaron los indios una danza alrededor del fuego, comieron todos, formando un círculo y disfrutaron mucho.
Cuando Peter Pan y los niños perdidos salieron del campamento indio se dirigieron a la cueva, iluminados por la alas de Campanita. Al llegar al árbol del Ahorcado, uno de los niños pisó el hongo que estaba junto al camino, oprimió el capullo de la flor que crecía junto al árbol y... de esa manera se abrió la puerta de la cueva secreta.
Todos se fueron a dormir. Estaban muy cansados; el día había sido muy largo. Mañana sería otro día y vivirían nuevas aventuras.
- Buenas noches, dijo Campanita y recogiendo sus alas, apagó la luz y se durmió.

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