Quiero compartir este relato que es el que este año he publicado en la revista de Reyes de mi pueblo. Espero que de su lectura algo se pueda aprender. Diciembre 2013.
SE VENDE LA ESTRELLA DE BELEN.
Pasear por las calles, en estos días tan
bulliciosos, siempre es una experiencia muy agradable. El colorido que envuelve
su ambiente, el olor que penetra por todos los rincones, el acogimiento de sus
fachadas, la amabilidad de sus habitantes. Y, sin embargo, un elemento
distorsionaba ese día el paseo. Un cartel luminoso, en todo lo alto de un
edificio, invitaba a proyectar la mirada hacia él: SE VENDE LA ESTRELLA DE BELÉN.
La curiosidad, lo extraño del anuncio y
¿por qué no? el cotilleo hicieron que traspasara el umbral de la puerta para,
primero mirar y segundo preguntar, (el márquetin había funcionado).
Más al entrar y tras subir un tramo de
escaleras, los ojos se abrieron y el
ceño se frunció. Sorpresa, sorpresa, sorpresa. El establecimiento era una
floristería. Hummmm. Más intriga aún. Sobre una mesita, muy coqueta por cierto,
había varios folletos. Cogerlo y comenzar a leerlo fue un acto todo en uno.
“La Estrella de Belén es una planta perenne de la familia del
lirio y azucena. Originaria de África, muestra un follaje de color verde oscuro
y flores densas en la primavera, en tonos brillantes de blanco, amarillo,
anaranjado y rojo. Cada tallo crece cerca de un pie (30 cm) de altura y está
cubierto con 20 flores pequeñas, con forma de copa. Es una opción excelente
para los jardineros de los climas cálidos, pero aquellos que tienen un clima
más frío igual pueden disfrutar de la belleza de sus flores brillantes al
plantarla en macetas o al desenterrar los bulbos y llevarlos al interior antes
de la primera helada”
Buscar la planta fotografiada en el
folleto dentro del recinto, acercarme a ella y… simplemente, observarla. ¿Por
qué se llamaría así? ¿Cuál era su origen? ¿Tendría alguna historia detrás de
ese nombre?... Las cuestiones y
preguntas se agolpaban. Efectivamente, la curiosidad se había adueñado en esos
momentos de la mente. Todo era cuestión de llegar a casa e iniciar una de esas
tardes de libros, ordenador, chocolate, agua, y a investigar un poco. Acelerado
el paso, pronto la estancia estaba en orden para comenzar la tarea.
Y así, tras varias tardes implicadas en
ella, después de visionar imágenes y leer tanta información, ya tenía una
pequeña idea sobre esta planta y había dado respuesta a esas inquietudes
primeras.
El
origen geográfico de esta planta no está totalmente claro. Se habla tanto
de Sudáfrica como del Norte de África. Crece en abundancia en Palestina,
aunque está muy difundida en Europa, Turquía, Siria, Líbano. En Norteamérica,
donde no era nativa, llegó al estado silvestre y se la puede encontrar en
muchas zonas a lo largo del país.
Para
su nomenclatura, obviamente tenemos que irnos a las raíces griegas y
latinas, aunque curiosamente la Estrella de Belén es la traducción
literal del nombre inglés de esta flor, Star of Bethlehem. En el idioma español
es conocida por Leche de Gallina y
Dama de las
Once (quizás por
ello la extrañeza de la existencia de esta planta)
Según la etimología griega Ornithogalum dubium. Su nombre científico se corresponde
punto por punto (del griego ornithos = pájaro, y gala = leche)
con otro de los otros nombres con los que se la conoce, leche de gallina ó
leche de pájaro. La mencionan Dioscórides y Plinio. Dioscórides indica que
"su raíz es bulboide, se come cruda, cocida y asada". Derivada de
esta y como sus flores se abren a pleno sol y se cierran al caer la tarde, en
otros idiomas recibe los bonitos nombres de “dama de las once” (dame d’onze
heures, eleven-o’clock lady) ó “siesta” (nap-at-noon). Según la etimología latina Ornithogalumum bellatum. La planta debe su nombre latino de especie, umbellatum (umbella = sombrilla, umbela), a que las flores se hallan arracimadas en el extremo de un tallo.
Es complejo el simbolismo
que rodea a esta flor. En todo el Oriente Próximo era considerada símbolo
de la pureza, de la inocencia y de la virginidad. Leche de pájaro, como las
demás azucenas, está marcada por la simetría del tres y del seis
respectivamente. Su flor forma una estrella de seis puntas. En el hinduismo, la
estrella de seis puntas es el símbolo de la unión entre los principios femenino
y masculino, entre prakriti (la materia) y purusha (la conciencia), en el ser
absoluto, no manifiesto y carente de propiedades. En la imaginería de los
antiguos griegos, este tipo de azucenas blancas habían surgido de gotas de
leche salidas de los pechos de la diosa Heras y caídas sobre la Tierra, lo que
ofrece otra mirada sobre los posibles orígenes de su láctea denominación.
Quizás de aquí derive el por qué el médico e investigador
inglés, El Dr. Bach, decía al referirse a la estrella de belén: "es el
consuelo para el alma y calma los dolores y las penas". Afirmaba que “Toda
enfermedad, no es más que la manifestación física de un malestar, de un
trastorno debido a una condición mental que altera el equilibrio del cuerpo”. Bach
expresó este concepto diciendo: "El siguiente gran principio es la
comprensión de la unidad de todas las cosas: el creador de todas las cosas es
el amor. De esta manera cualquier alteración, por pequeña que sea afecta
también la totalidad”.
Sus
flores morfológicamente permiten que se la asocie con una particular y
brillante estrella. Es una planta herbácea, con hojas estrechas y más bien
rígidas y con el tallo que alcanza como máximo medio metro. Sus flores aparecen
reunidas en inflorescencias muy densas. Son de color blanco y con la parte
central amarilla oscura. Presentan seis pétalos con una raya central de color
verde oscuro en la parte externa. Del centro de la estrella, sale una pequeña
«corona» con seis «puntas» que presentan motas amarillas en los extremos. Seis
pétalos perfectos, dan la imagen de estrella de David o del sello de Salomón.
Empiezan a florecer de abajo hacia arriba y en ese recorrido pueden demorarse
un mes, al final del cual la fea espiga es ahora una especie de pequeño balón
todo de color blanco. Para darles un poco de vistosidad en algunas ocasiones se
utiliza una técnica holandesa que consiste en que las flores tomen agua
de diferentes colores para darles otros matices, entonces las delicadas
florecitas tomaran el color que han absorbido.
Tenía que volver a la floristería y
hablar con la dueña. Pero mientras me vestía para la visita se me ocurrió que
con toda la información que tenía podría proponerle el crear un pequeño
folleto, más completo que el que allí existía.
Entré tímidamente en la floristería y
esperé a que los clientes se marcharan. Quería mantener una conversación con la
dueña. Me acerqué y le dije:
-
La estrella de belén por
aquí es conocida como “leche de pájaro”. Veo que en el rincón donde las ha
colocado le ha dado como un toque ornamental.
-
Esa es la idea, me
contestó. Es propia para estas fiestas.
-
No sé, aquí la tradición
son las flores de Pascua, con ese rojo intenso.
-
Estoy intentando acercar
la estrella de belén al mercado, por eso reclamo al cliente con ese anuncio
luminoso en la fachada. Son muchas las personas que han venido preguntando, y
he tenido buenas ventas.
-
He leído la información
del folleto, pero en realidad no aporta mucho conocimiento sobre sus cuidados,
por ejemplo.
-
¿Qué quiere saber?
-
¿Cómo he de regarla?
-
Riego semanal y no muy copioso.
-
¿y de las plagas?
-
Es
extremadamente resistente a las plagas y a las enfermedades.
-
¿Qué tipo de tierra o suelo necesita?
-
Se
desarrolla en cualquier suelo bien drenado y no debe permanecer sobre el agua o
se pudrirá.
-
¿Cuándo es el tiempo de plantarlas?
-
Los bulbos se entierran en primavera. Es un proceso que
comienza en otoño, antes de la primera helada, que es cuando se desentierran
los bulbos y se guardan en lugar fresco y seco, para replantarlos posteriormente
en la primavera siguiente.
-
Gracias, me ha convencido. Me llevaré una.
Volví a casa con mi estrella de belén. Durante las fiestas
navideñas cuidé la planta. Y seguí investigando sobre ella. Aquella idea de
realizar un reclamo publicitario, un folleto, “algo” que diera a conocer esta
planta me seguía rondando por la cabeza. Y así, una mañana, me dirigí a la
floristería, traspasé la puerta, subí las escaleras,
entré y, casi con una decisión que me sorprendió a mí misma, me dirigí a la
dueña y le comenté:
-
Tengo una propuesta para
usted. El anuncio luminoso que tiene en la fachada SE VENDE LA ESTRELLA DE
BELEN, me impresionó. He estado investigando sobre esa planta y creo que
podemos sacarle un buen provecho. El folleto que tiene como reclamo no es
suficientemente atrayente. He ideado un diseño original para la venta de esta
planta. ¿Le interesa?
Y sin darme cuenta, el tiempo invertido
había generado unos frutos que, a la postre, iba a llevarme a un futuro
esperanzador.
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