El pequeño gran cocinero

Este cuento es creación de una amiga de facebook, maestra, para el alumnado de su clase. Le he pedido permiso para compartirlo en el blog, pues pienso que es un buen cuento para animar al alumnado a ingerir todo tipo de alimentos, como para investigar en la asignatura de conocimiento del medio, así como para crear cuentos teniendo como personajes a los distintos alimentos... para utilizar estrategias de comprensión lectora... huy huy que me enrollo...
                      El pequeño gran cocinero

Había una vez, hace mucho tiempo, una tribu que vivía en el valle de una montaña muy, muy alta.
En aquella tribu vivía un niño que se llamaba Kiromo. Kiromo era un niño muy terco y no le gustaba comer nada de nada. Su familia estaba muy preocupada porque no comía mucho, pero Kiromo, cuando iba al bosque y nadie lo veía, se hartaba de frutos.

Un día en Kiromo estaba en el bosque y cuando volvió a casa se encontró que todos, grandes y pequeños estaban muy enfermos; Kiromo pensó que mejorarían en un rato, pero no fue así. Como había visto hacer a los mayores, Kiromo fue a visitar al médico de la tribu para pedirle consejo. Pero el médico también estaba enfermo y no le podía ayudar.
- ¿Qué puedo hacer? - Le preguntó al médico.
El médico, haciendo un gran esfuerzo le dijo:
- Esta enfermedad es muy peligrosa y sólo podrás curarnos si consigues hacer una comida que tenga todas las vitaminas, las proteínas y nutrientes que necesita nuestro cuerpo para estar fuertes.
- ¿Y dónde puedo encontrar todas estas cosas tan complicadas? Yo no sé que son.
- Las vitaminas, proteínas y demás nutrientes se encuentran en los alimentos que comemos cada día.

Pobre Kiromo, esto era muy difícil para él ya que nunca quería comer nada de lo que su familia preparaba. Pero viendo la gravedad de esta rara enfermedad se puso en pie y comenzó a trabajar en la elaboración de lo que sería la comida de la curación.
El médico le explicó en qué alimentos podría encontrar cada nutriente.
Primero fue a buscar las verduras y las frutas en el huerto para obtener muchas vitaminas. También cogió huevos del gallinero y las legumbres que había en la despensa de su madre. Puso al fuego una olla bien grande que utilizaban para las grandes celebraciones. Fue a buscar al río agua para llenar media olla y, cuando estaba bien caliente, fue añadiendo todos los ingredientes. En el bosque encontró hierbas aromáticas que usaba el médico para curar enfermedades. Cuando tuvo todo dentro de la olla, bien pelado y cortadito, se sentía tan cansado como los demás que estaban enfermos. Pero pronto la comida que les debía de curar estaba lista.
 Estaba muy débil pero lo debía repartir a todos. Como lo había cocinado él, decidió probar si estaba bueno. Sólo probarlo se sintió mucho más fuerte. El gusto era un poco fuerte y no es que le gustara, pero le hacía sentir tan fuerte que tomó un buen plato. Y con las fuerzas renovadas, comenzó a repartir platos a los demás miembros de la tribu, que al sentirse mejor, le ayudaron a dar los que aún estaban débiles. En poco tiempo, todo el mundo estuvo curado y muy contentos de que Kiromo los hubiera salvado. Se lo agradecieron con una gran fiesta y lo nombraron Gran Cocinero de la tribu. Kiromo aprendió que los alimentos, incluso los que no nos gustan, son muy importantes y hay que probar y comer de todo un poco para estar fuertes y sanos. Fin

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