EL PAYASO QUE NO SABÍA HACER REIR

Margarita Ortega González "Cuentos para lectores sin edad"

EL PAYASO QUE NO SABÍA HACER REIR
Érase una vez en un circo un payaso que estaba cansado de tener que hacer reír cada día.     "Yo siempre tengo que hacer reír a los demás, pero hay días que estoy triste y no tengo ningunas ganas de hacer gracias", pensaba el payaso de aquel circo.
    "Con lo bonito que debe ser hacer de domador, o de trapecista, o de hombre forzudo, que son trabajos que igual los puedes hacer cuando estás triste o cuando estás contento", pensaba.
    Así que un día en plena representación se disfrazó de domador y se metió en la jaula de los leones. Pero, ¡ay!, cuando vio que los leones abrían aquellas bocazas con aquellos dientes tan grandes, se asustó mucho y se salió de la jaula. Entonces la gente empezó a reírse.
    Entonces decidió hacer de trapecista. Pero como no tenía ni idea, cayó sobre la red y la gente otra vez sin parar de reír.
    Se salió de la red y cogió unas pesas muy grandes, aquellas con dos bolas que utilizaba el hombre forzudo, y empezó a hacer  fuerza para levantarlas. Las bolas de hierro ni se movían pero él llegó a hacer tanta fuerza que le saltaron todos los botones y los pantalones se le cayeron al suelo. La gente se mondaba de risa con el payaso.
    Y tanto y tanto se rieron que el payaso comprendió que lo que le salía mejor era hacer reír a los demás.
    Y desde aquel día siempre hizo de payaso.

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