Quiero compartir este relato que es el que este año he publicado en la revista de Reyes de mi pueblo. Espero que de su lectura algo se pueda aprender. Diciembre 2013.
SE VENDE LA ESTRELLA DE BELEN.
Pasear por las calles, en estos días tan
bulliciosos, siempre es una experiencia muy agradable. El colorido que envuelve
su ambiente, el olor que penetra por todos los rincones, el acogimiento de sus
fachadas, la amabilidad de sus habitantes. Y, sin embargo, un elemento
distorsionaba ese día el paseo. Un cartel luminoso, en todo lo alto de un
edificio, invitaba a proyectar la mirada hacia él: SE VENDE LA ESTRELLA DE BELÉN.
La curiosidad, lo extraño del anuncio y
¿por qué no? el cotilleo hicieron que traspasara el umbral de la puerta para,
primero mirar y segundo preguntar, (el márquetin había funcionado).
Más al entrar y tras subir un tramo de
escaleras, los ojos se abrieron y el
ceño se frunció. Sorpresa, sorpresa, sorpresa. El establecimiento era una
floristería. Hummmm. Más intriga aún. Sobre una mesita, muy coqueta por cierto,
había varios folletos. Cogerlo y comenzar a leerlo fue un acto todo en uno.

Buscar la planta fotografiada en el
folleto dentro del recinto, acercarme a ella y… simplemente, observarla. ¿Por
qué se llamaría así? ¿Cuál era su origen? ¿Tendría alguna historia detrás de
ese nombre?... Las cuestiones y
preguntas se agolpaban. Efectivamente, la curiosidad se había adueñado en esos
momentos de la mente. Todo era cuestión de llegar a casa e iniciar una de esas
tardes de libros, ordenador, chocolate, agua, y a investigar un poco. Acelerado
el paso, pronto la estancia estaba en orden para comenzar la tarea.
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