CUENTOS DE ANIMALES DE BLAS INFANTE


SIPNOSIS
La búsqueda de la vida en Blas Infante a través de “Cuentos de animales”

Desde aquellos años de infancia en los que ya cuentan sus convecinos que tenía un perro, a su humanidad de recoger a un pequeño zorro, criarlo y tenerlo como mascota, hasta llegar a elaborar unos mandamientos para los animales, son hechos que pone de manifiesto la amplia dimensión humanista y lo avanzado del pensamiento de Blas Infante, que en varias de sus publicaciones defendió la necesidad de vivir en armonía con el medio. En “Cuentos de animales” nos acerca a su concepción de la libertad, del amor, de la naturaleza, de la esencia de la vida
  Blas Infante titula la obra “Cuentos de animales”, pero atendiendo a su estilo literario bien podría tratarse de fábulas, por ser composiciones literarias en las que los personajes son animales que presentan características humanas y que concluyen con una enseñanza de carácter instructivo. 

 Si atendemos a las características del cuento, esta obra de Infante mantiene en sí la composición estructural del cuento, con una introducción o planteamiento, donde se presentan los personajes y lo que es lo que se quiebra o altera en el nudo, sentando las bases para que el nudo tenga sentido. Un desarrollo o nudo, donde surge el conflicto, la historia toma forma y suceden los hechos más importantes y así el nudo surge a partir de un quiebre o alteración de lo planteado en la introducción. Y el desenlace o final, donde se suele dar el clímax, la solución a la historia y finaliza la narración. Incluso en los textos con final abierto, hay un desenlace. 

 Fábula o cuento, cuento o fábula, de ambas toma parte de estructura y características, de ambas extrae la proyección educativa y didáctica y por ambas pretende manifestar al pueblo su proyecto de pensamiento esperanzador. Esta obra, fruto de un Infante maestro y pedagogo, fábula o cuento, bebe de las fuentes de la literatura clásica, intelectualidad coetánea, de los recuerdos de su niñez (las fábulas de Esopo, Samaniego, los cuentos infantiles…) y que tiene como finalidad el traducir a un lenguaje narrativo, “sencillo”, “popular” y “cotidiano” (lo entrecomillo, porque estás características serían para el autor un lenguaje natural, pero para el lector ese lenguaje es culto) la parte de su pensamiento más esencial: su concepción del humanismo y su relación comprometida con su realidad.

 
Los amores de la hermana loba y la traición del perro Preferio. Esta fábula, pone de relevancia la lealtad, cómo con distintas astucias se puede modificar la conducta del ser y al final, cuando se da cuenta del error es tarde. La trampa es sacarle de sus convicciones, manifestarle abiertamente lo que se niega a pensar, diciéndole que le están explotando. La lucha consigo mismo, la lucha de la minoría frente a la mayoría, la lucha de los más fuertes contra los débiles y la lucha por ser uno mismo en tantas situaciones como la vida te exponga. 

 
Historia de un ratón vulgar. El cuento en sí es un canto al amor y la convivencia entre una pareja, Múrido y Musa y su construcción de una familia. Es un canto a los padres y su preocupación por la supervivencia de sus hijos y sobre todo es un canto a la libertad de vivir en compañía, pese a las graves vicisitudes que en el devenir de la vida puede surgir:  ser independiente de la familia y formar una nueva; la construcción de un hogar seguro;  la búsqueda del sustento diario;  el enfrentamientos con seres superiores;  la nueva familia humana que se instala en su patria; el descubrimiento de la música; el  enfrentamiento al mundo de las ratas y turones (su propia tribu múrida); las nuevas experiencias fuera de su hogar; el encuentro con sus congéneres de su familia natural; la caída en manos de la muerte y… la vida sigue para los demás que han de enfrentarse a nuevas situaciones. Infante revela aquí la muerte como símbolo de natural vivir, de la naturaleza misma de la existencia.

 
El cuento de las tres cigarras En este cuento hemos de “quitarnos el sombrero” ante la magnificencia del mismo. Desde sus primeros vocablos hasta el último es un canto a la vida, a la libertad y sobre todo a la supervivencia. De los tres es el más profundo, el que mejor expresa el pensamiento del autor sobre la vida y el que pone de relieve la gran cultura que ya poseía Infante. Tres maneras distintas de manifestar el ansia de vivir por sí y para los demás: una de intentar llegar a ser y donde los demás no lo permiten; otra una vez llegada a ser, los demás no permiten que el desarrollo sea pleno y la última, una vez llegada a ser y desarrollarse tras muchas experiencias, la esperanza de Mi padre no ha muerto porque vivo yo” que es lo que siempre se anhela, es lo que prevalece.

 
Y este pequeño intento de adentrarnos en los pensamientos de un hombre que su razón de ser no fue otra que vivir para ser continuador de nuestra propia existencia, que su obra le llevó a estudiar la utopía con ilusión y que con su muerte siguió manifestando que nuestra verdad había nacido para no morir jamás, ha de concluir con sus propias palabras de esperanza:

“… mientras que en cualquier espacio reste una forma que venga a servir de instrumento a la creación de esta única esperanza…! Porque la muerte puede llegar a aumentar, con el número de los peligros, sus agentes destructores. Pero, correlativamente a estos aumentos, viene la vida a multiplicar, más aún, con infinito número de huevos o de gérmenes, las garantías de su inmortalidad para el triunfo definitivo”. (“Cuentos de animales” de Blas Infante. Cádiz, 1984. Ediciones S.M. Fundación Blas Infante, página 156.)

GRACIAS DON BLAS. SUS PALABRAS IRRUMPEN EN NUESTROS CORAZONES.

María Jesús Naranjo Infante

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