Estas palabras aún siguen vivas.

“Lo que menos nos interesa es la seguridad del triunfo. Sépanlo los abúlicos y los amargados. Antes que esa esperanza nos conduce la necesidad que tenemos, como hombres honrados, de cumplir con nuestro deber. Nosotros no consideramos hombres honrados a aquellos que se circunscriben egoístamente al buen gobierno de sus hogares o aquellos que, sintiendo desdén por la lucha social y política, la desamparan en vez de purificarla con sus alientos…

Nosotros no consideramos hombres honrados a los que componen esa clase cobarde llamada neutra, que ha abandonado, sin lucha, a los peores el gobierno y el cuidado de los intereses públicos, que no tienen un instante de su tiempo ni un céntimo de su bolsillo para dedicarlos voluntariamente al mejoramiento de la Patria y la sociedad.

Nosotros tenemos por hombres honrados únicamente a aquellos que en su conciencia ofrecen hospitalidad a la conciencia del pueblo, a los que tienen ideales redentores y se sacrifican por ellos, a los que, no sólo se abstienen del mal sino que crean y luchan por el bien".

Manifiesto del Centro Andaluz. 1916. Blas Infante

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